En 1778, el capitán James Cook desembarcó por primera vez en el archipiélago hawaiano. El idioma cantarín de los nativos isleños no ofrecía lugar a ninguna expresión escrita, por lo que Cook y su tripulación procuraron adoptar los fonemas a un lenguaje que tuviera cabida en el alfabeto tradicional. La premisa de Cook no llegó a buen puerto, pues los nativos empezaron a adoptar una jerga común enmarañando la peculiaridad de la lengua nativa con el lenguaje inglés proveniente de los invasores. De esa derivación lingüística nació el término wiki, concepto que parece venir de una deformación de las palabras inglesas quick o quickly, por lo que se deduce que su significado incita a la rapidez y la eficacia.
Otras anécdotas relacionadas con la acepción wiki han tenido cabida a lo largo de la historia pero, con toda probabilidad, nada de esto era conocido por Ward Cunnigham, creador de la wikiwikiwikiweb, cuando en 1994 decidió llamar así a su portal de Internet. Se trata de un sistema cooperativo que permite a los usuarios elaborar contenidos o páginas a través de un software sencillo y estándar. El más famoso y popular de todos los sitios que se han generado es la Wikipedia, pero hay otros muchos modelos de páginas wiki que se fundamentan en un sinfín de propósitos.
El éxito de los wikis responde a una constante generalizada del nuevo sistema de información digital: la interacción y la cooperación como núcleo de actividad principal. Pero este nuevo modelo de producción informativa puede conllevar a un problema sustancial en el modelo de comunicación tradicional. Por ello, preguntas tan frecuentes que atañen al futuro de los medios de comunicación o del propio periodismo están empezando a florecer sobremanera. Se empieza a cuestionar si la esencia del periodismo como tal, que se rige fundamentalmente en contar lo que pasa a los demás, va a poder sobrevivir en un mundo en el que cada cual es capaz de comunicar sin necesidad de mediación alguna. Pero, ¿no es más cierto que sí existen esas mediaciones pero que constituyen un nuevo género del cuál no estábamos acostumbrados?
Esta reflexión nos debe llevar a pensar que la tecnología ha modificado los hábitos de uso comunicativos y, por otro lado, se han constituido nuevos formatos de mediación en función de los avances sufridos en los últimos años. Pongamos por ejemplo Google. Accedemos a este buscador online constantemente para mantenernos informados de las últimas novedades, para profundizar en campos de investigación y documentación, para ubicar un probable destino a partir de los mapas que están alojados en su interior… Google no es más que un compendio algorítmico que engloba toda la información en un único servidor, pero que se está erigiendo como el pilar comunicativo de la sociedad del siglo XXI.
El Wikiperiodismo es al periodismo lo que la Wikipedia a las enciclopedias clásicas. Se tratan de unos productos parecidos u homogéneos que responden a una demanda muy similar. Constituyen su éxito en la interacción instantánea y en el englobe de un conocimiento colectivo. La falta de un rigor preponderante incide en el hecho de que la calidad del producto se ve disminuida, pero ese factor no parece preocupar al usuario. Ahora somos nosotros, el pueblo, los propios usuarios, los que poseemos el poder de generar informaciones y contenidos que afectarán al conocimiento y a los pensamientos de la opinión pública. Pero este concepto de opinión pública queda huérfano en la consagración de toda democracia si no viene de la mano de una opinión publicada, una opinión que genere el debate, la discusión o la contradicción en el ejercicio del poder representativo. Y es que la facilidad con la que el Wikiperiodismo puede deslizarse hacia el Wikipopulismo en el manejo de la información es demasiado evidente.
El progreso de una nueva forma de comunicación online es indiscutible. Son muchos los sectores que no han sido capaces de ver este nuevo movimiento como un ente necesario a los avances de los tiempos. El ancla no ha sido elevada de las profundidades de la tierra en numerosos sectores institucionales y comunicativos, lo que conlleva a que los lastres llevados encima no permitan abrir los ojos de un nuevo mundo dentro de la comunicación informativa. Por ello, plataformas como Anonymous (próximamente analizaremos esta organización en profundidad) son miradas desde la animadversión institucional y desde el elogio esperanzador de los usuarios de Internet. Pero el error de los gobernantes y de los congresistas en la defensa de su ley es parecido al que cometen los internautas en el ataque de la misma: la suposición de que la norma imperativa en el mundo virtual sigue siendo la que emana del universo jurídico, cuando en realidad de la norma en la red es el software.
La cuestión reside entonces no tanto en saber cómo se transformarán los medios tradicionales, sino saber si subsistirán o serán reemplazados por otros. La aparición de nuevos terminales ha fundamentado un nuevo modelo de comportamiento entre los usuarios, los lectores, los oyentes o los televidentes y esos aspectos condicionan notablemente la concepción del periodismo profesional. Hoy en día, lanzar un periódico a una audiencia masiva es más barato que nunca, lo que obliga a reconvertir los procesos productivos tradicionales si no queremos que las antiguas empresas desaparezcan. A su vez, la compañía capaz de diseñar un aparato y colocarlo masivamente en el mercado, puede, como propietaria del software, acabar convirtiéndose en la propietaria de la información que circula a través del sistema y de los datos de identidad de quiénes lo utilizan.
Los lectores o los usuarios son asaltados constantemente por miles de tentaciones que compiten con las sugerencias halladas en un medio impreso, por eso, han de ser capaces de individualizar sus demandas de manera progresiva y rápida. Por otro lado, el propietario de una terminal móvil (teléfono, portátil o Ipad), está constituyéndose como un elemento de transición por diversos contextos culturales, informativos o de entretenimiento que le permite acceder al conocimiento universal y, sobretodo, participar directamente en la elaboración de los contenidos. Esa es la esencia del llamado periodismo ciudadano que, además, no precisa de ninguna credencial o preparación experimentada para la consecución de sus contenidos informativos.
Hasta hace relativamente poco tiempo, llegar antes significaba apoderarse de la noticia informativa del momento. Pero hoy nadie llega antes que nadie en el mundo de la instantaneidad. Los lectores de los diarios impresos cuando abre el periódico ya saben qué noticias van a ver, y no solo eso, las han discutido y debatido en lo ancho de la red a través de diferentes redes sociales.
En un momento en el que imperios del entretenimiento como Blockbuster o redes de distribución como Borders han ido a la bancarrota es difícil predecir cómo será el mundo de la cultura, la información el entretenimiento en el mercado global. Pero pervivan o no, la figura del periodistas seguirá siendo necesaria, pues la ciudadanía necesita de gente capacitada para contarles los hechos fidedignamente y con el suficiente bagaje informativo a sus espaldas.




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