miércoles, 23 de junio de 2010

El anecdotario. La noche de San Juan

Hoy es el día más largo, el día de las hogueras, el día de la Noche de San Juan. Los rituales y las tradiciones más ascentrales ya están preparados para engalanar la noche más mágica del año. Y es que la celebración del solsticio de verano está bañada por la leyenda, por el misticismo, y recoge la esencia del hombre primitivo y su miedo a perder la luz reflectada por el Astro Rey.

En un principio se pensaba que el sol no volcvería a su esplendor total y que la oscuridad iba a reinar en un mundo ausente de luz. Para devolverle al sol esa energía que menguaba día a día tras el solsticio de verano, se recurría a las fogatas y a los ritos alrededor del fuego. Se intentaba simbolizar el poder del sol con cada una de las llamaradas y así ayudarle a renovar la energía perdida. Los bailes alrededor del fuego también formaban parte del rito, aunque escondían un significado de purificación y protección ante influencias demoníacas.

Uno de los primeros antecedentes a esta festividad es la celebración celta de Beltaine, un festival anual en honor al dios Belenos. Las hogueras dejaban el paso allanado a los druidas para hacer pasar al ganado por encima de las llamas con motivo de purificarlo y defenderlo contra las enfermedades. A su vez, rogaban a los dioses por la bendición de un año fructífero y, para ello, no dudaban en sacriificar un animal para que sus plegarias fueran escuchadas.

Las raíces de esta tradición también parten de dos sociedades con gran influencia histórica y cargadas de misticismo: hablamos de Grecia y Roma. En Grecia, cada solsticio de verano se encendían las hogueras en honor al dios Apolo. Se guardaba tributo a su divinidad y se danzaba alrededor del fuego en busca de la purificación divina. En los antiguos mitos griegos se llamaba al solsticio de verano "La Puerta de los Hombres".

Por su parte, los romanos celebraban la festividad en honor a Minerva, diosa de la sabiduría, de las artes y las técnicas de guerra. Se tomó como tradiciónn saltar tres veces sobre las llamas, una costumbre que supuestamente atribuía propiedades medicinales a las plantas recogidas en los días inmediatos a la festividad. De aquí proviene la tradición que se lleva a cabo en la actualidad.

Como hemos podido observar, esta tradición surgió del miedo, del temor a no volver a ver relucir al sol en todo su esplendor. Aprovechemos la ocasión que hoy se nos presenta y liberemos esos temores que tenemos escondidos en nuestro interior, porque sabemos que mañana el sol lucirá tan cálido como acostumbra, o quizá algo más, gracias a la energía que miles de personas transmitirán al astro rey en la noche más mágica del año.

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